La vida de Stanley Matthews da para hacer un documental de Netflix de varias temporadas. Nació en 1915 en Stoke-on-Trent y fue hijo de un boxeador que quiso que su hijo siguiera sus pasos. Sin embargo, el futbolista inglés eligió jugar al fútbol y a los 17 debutó con el equipo de su ciudad, el Stoke City y, sólo dos años más tarde, debutó con la selección de los Tres Leones. Fue un futbolista totalmente diferente al resto, destacó rápidamente sobre el resto por su asombrosa habilidad regateadora en una época en la que eran todo despejes, centros y un juego agresivo sobre un campo embarrado. Es más, con los años, tal era su virtud, que lo empezaron a apodar “el mago del regate”.
Todo parecía indicar que Stanley Matthews iba a ser uno de esos “one club man” (los que jugaron en un sólo equipo), ya que, a una edad en la que se empezaba a pensar en la retirada, seguía jugando en el Stoke a un gran nivel, pero sin haber ganado grandes logros a nivel colectivo. Sin embargo, en 1947 aceptó una oferta de 11.500 libras, cifra récord para la época, para marcharse al Blackpool. Sus 32 años de edad y una lesión de rodilla que vino arrastrando hicieron pensar que el inglés se fue al Blackpool a vivir un “retiro dorado”. Pero no, nada más lejos de la realidad, porque el bueno de Stanley Matthews jugó ¡14 temporadas más! en el Blackpool y haciéndolo de maravilla.
El secreto de su longevidad
El genio del regate parecía haber encontrado la juventud eterna, pero este nivel de forma física no fue casualidad, porque una de las cosas que su padre le enseñó fue la disciplina. Así, Stanley Matthews pasó a la historia por ser el primer futbolista que le dio una importancia máxima a la nutrición y al cuidado del cuerpo que le permitieron dilatar su carrera más que ningún otro. Es más, a día de hoy sigue siendo el jugador más veterano en haber jugado en la liga inglesa y, por supuesto, en ganar un Balón de Oro.
«La final de Matthews»
El culmen de su carrera, curiosamente, llegó en este equipo, el 2 de mayo de 1953, en la final de la FA Cup. El Blackpool se enfrentó al Bolton Wanderers el día previo a la coronación de Isabel II en un partido muy igualado que, además, fue uno de los primeros partidos retransmitidos en la televisión en Inglaterra. El Blackpool iba perdiendo por dos goles al término de la primera parte, pero todo cambió en la segunda parte y el equipo de Matthews ganó 4-3 con hat-trick del delantero Stan Mortensen.
No obstante, no fue él el protagonista esa noche; el gran logro de marcar 3 goles en una final se vio totalmente eclipsado por el excelso partido que hizo Stanley Matthews. El talentoso jugador de banda sacó todo su repertorio: regates inverosímiles, grandes pases y dos asistencias precisas que ayudaron a culminar la remontada y conseguir la victoria en la que fue su único trofeo de su carrera deportiva. De hecho, la final pasó a la historia como “the Matthews Final”… no hay más que añadir.
En 1956, con 41 años, ganó el Balón de Oro en la que fue la primera edición del galardón. No sólo lo hizo a una edad avanzada para el máximo nivel, sino que superó en votos a Alfredo Di Stéfano, Raymond Kopa y Ferenc Puskas en un año en el que el Real Madrid arrasó en Europa y ganó “la orejona”. Diversos medios afirman que Matthews perdió su trofeo años después en una mudanza.
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Un final de carrera de película
Tras 14 gloriosas temporadas en la ciudad de Blackpool, su físico le permitió volver al Stoke City, el club que le vio crecer y madurar como futbolista. Allí disfrutó de cuatro temporadas más, hasta 1965, aunque ya sin las condiciones físicas óptimas, algo totalmente comprensible.
Por ello, decidió poner fin a su más que dilatada carrera a los 50 años, después de 33 temporadas y más de 800 partidos jugados. Es más, si no llega a ser por la Segunda Guerra Mundial y la antigua filosofía de la selección inglesa de no presentarse a los mundiales, Matthews habría podido jugar hasta 7 mundiales, cuando el récord, hasta la fecha, está en 5 torneos.
Sin embargo, el gran regateador no colgó las botas sin ser antes nombrado “Caballero del Imperio Británico”, así que, desde aquel momento, se ganó el pleno derecho a ser nombrado Sir Stanley Matthews. Un año después de su retirada, se llevó a cabo un partido en homenaje a su carrera entre Inglaterra y un combinado de estrellas de todas las nacionalidades, el “dream team” de la época, entre los que estaban Kubala, Di Stéfano o Puskas.
Acudieron más de 20.000 espectadores al estadio y se estima que más de 40.000 esperaron a la salida. Al término del encuentro, el mítico portero Lev Yashin y Puskas cogieron a hombros a Stanley Matthews entre aplausos en una foto para la historia.
Sir Stanley Matthews, icono del fair-play
Por si no fuera suficiente, más allá de ser uno de los precursores del arte del regate, un centrador exquisito y uno de los futbolistas ingleses más influyentes en el fútbol inglés, Sir Stanley Matthews fue un icono del fair-play en el fútbol internacional. Por una parte, jugó durante tres décadas al fútbol y nunca fue amonestado, algo al alcance de muy pocos y que dicen mucho de este caballero inglés.
Pero, lo más impactante fue la creación de los “Stan´s Men”, un equipo de jóvenes africanos con los que se enfrentó al régimen racista de Sudáfrica. Stanley Matthews viajaba frecuentemente a África para intentar ayudar a cientos de muchachos sin recursos a través del fútbol. De este modo, creó una escuela y dio una oportunidad a todos esas personas que usaban el balón como instrumento para soñar con un futuro más próspero. Un verdadero sir dentro y fuera del campo.
Por todo ello, el bueno de Matthews se convirtió en un ídolo de masas, en un ejemplo a seguir tanto en lo deportivo como en lo humano y en un reflejo de los valores que deben representar al fútbol. Así que, no es de extrañar que el día de su muerte, en el año 2000, alrededor de 100.000 personas se congregaran para despedir a un mito del fútbol inglés. Una leyenda que, pese a no ser el que más goles o trofeos tuvo, sí fue uno de los especiales, uno de los que parecen estar tocados por una varita. Y así fue, dejó un inmenso legado en el deporte rey y una huella imborrable en todos aquellos que algún día tuvieron la suerte de poder verlo jugar al fútbol.